Peregrinando

Peregrino: Dicho de una persona: Que anda por tierras extrañas.

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lunes, septiembre 24, 2007

Karama y la globalización

Resulta que hay días en los que uno se da cuenta que esa realidad llamada “globalización” existe y que no sólo es real, sino que está llegando a los rincones más remotos del planeta. Los aspectos positivos de esta aldea global donde vivimos son innegables: hoy día incluso las distancias se han reducido. El incremento por ejemplo de la telefonía móvil en África no tiene parangón en el mundo pero... ¿se globaliza solo lo bueno, la tecnología, el avance técnico? Por desgracia, la respuesta es que la misma globalización que nos acerca y corta distancias está empobreciendo aún más a los que ya de por sí tienen problemas para salir adelante y ahí es cuando uno se da cuenta que a veces, las decisiones tomadas en un lejano despacho influyen muy mucho en la vida diaria de las personas. Aquí un botón de muestra:

Todos los años, nuestro amigo Karama, un hacendoso cultivador, nos envía con justificado orgullo la sandía más grande de su huerto. Él no sabe de globalización ni de políticas internacionales, lo único de lo que se ha dado cuenta es que sus semillas producen sandías enormes, mucho más grandes que las que tenía en el pasado pero que, una vez que las sandías han madurado él no puede cultivar las semillas descendientes de las primeras, ya que o no crecerán o perderán calidad a la hora de florecer y fructificar. Karama ignora que alguien, desde la dirección de una multinacional de semillas, ha ordenado que los científicos de su plantilla modifiquen genéticamente sus productos: producirán espléndidos frutos, enormes, lozanos, libres de plagas... pero serán estériles en la segunda generación. Para volver a obtener sus espléndidos frutos, tendrá que comprar de nuevo una cierta cantidad de semillas –escandalosamente caras, si se me permite añadir- que obviamente llevarán marchamo occidental de una conocida multinacional. Cada año tendrá que repetir el proceso si quiere vender sus productos, y por tanto, su trabajo dependerá siempre de la disponibilidad de semillas al mismo tiempo que el gasto extra reducirá en gran medida los beneficios de sus productos. Ya que las puertas del mercado europeo parecen que se han cerrado a los productos transgénicos, son los países en vías de desarrollo los destinatarios de todos estos productos y muchos como Karama pagan la factura de este estado de cosas. Quizás en Kenia la cosa no sea todavía preocupante, pero Uganda es ya todo un campo experimental de alimentos y cultivos transgénicos.

Pero también hay que reconocer que la globalización no es el único aspecto preocupante en lo que al desarrollo de África respecta. El orden económico internacional que ha imperado hasta ahora ha sido ya bastante perjudicial para el continente. Contrariamente a lo que ocurre con los países productores de petróleo, los cuales pueden acordar, subir, y bajar a voluntad los precios del crudo; los países africanos productores de café, cacao, diamantes, oro, etc., no pueden hacer lo mismo ya que los precios de estos productos se determinan de manera invariable en Londres, sin que los productores tengan la oportunidad de levantar su voz respecto a la cotización financiera de sus productos. La globalización económica no es sino la continuación de un orden mundial ya de por sí injusto, en el cual prima el capital, el desmedido beneficio de unos pocos en perjuicio de la justicia social y el reparto de la riqueza. Es como rizar el rizo del refinamiento económico para hacer pasar por bueno y justo lo que hasta ahora no ha sido sino una descarada explotación y un dominio absoluto del poder financiero sobre todo valor de justicia y solidaridad. ¿A quién no le escandaliza ver lugares del planeta donde no hay agua potable, pero donde llega la Coca-Cola? ¿y no se le cae al gobierno de turno la cara de vergüenza al ver que una empresa privada puede llegar donde no llegan los servicios públicos? Luego nos quejamos que las pateras rumbo a Europa están que rebosan.

Se mire por donde se mire, parece que a Karama sus sandías le van a mostrar lo que es la globalización de verdad y, en su trabajo agrícola creo que siempre llevará las de perder... aunque tenga teléfono móvil, Ipod y acceso a internet.