Peregrinando

Peregrino: Dicho de una persona: Que anda por tierras extrañas.

Mi foto
Nombre: Tano
Ubicación: Las Condes, Santiago, Chile

Fotolog

jueves, septiembre 13, 2007

El mortal azote del ébola

Como si de una moderna peste bubónica se tratara, el ébola vuelve a aparecer en África, ahora en la República Democrática del Congo y confirma su terrible letalidad donde más de 2/3 de los afectados sucumben al raro y correoso virus. Casi siempre ha sido el África Ecuatorial la que ha más sufrido el azote de una enfermedad que parece estar unida a la dieta local que a veces incluye primates, babuinos y otros tipos de pequeños animales de la selva que con frecuencia llevan el virus en su sangre aunque no se vean afectados por la enfermedad. Es difícil desarraigar ciertas tradiciones alimenticias y la consumición de la llamada “meat bush”, la carne del bosque, animales que para ciertas tribus son verdaderos manjares.

Una dificultad añadida es el hecho que la enfermedad aparece en países completamente vulnerables, con pocas o no estructuras sanitarias, con deficientes comunicaciones y en comunidades a veces muy aisladas. Es difícil por tanto llevar a cabo una campaña de comunicación o de concientización o concentrar las personas afectadas en un perímetro de seguridad. La enfermedad se extiende al abrigo de la inmensidad y la anonimidad de la selva, a una impresionante velocidad. En cuestión de un par de días, cuando ha pasado ya el tiempo de incubación, el virus aparece y derrumba una a una las barreras del sistema inmune, dejando a la persona en una situación de prostración y de extrema debilidad especialmente debido a hemorragias por casi todos los orificios del cuerpo humano. Es una tortura patológica que pareciera diseñada por una naturaleza sádica y maliciosa. No hay cura, solo paliativos... es por tanto una gran amenaza para la población muchas veces indefensa ante tales males. El aislamiento de las personas afectadas es la única arma que se tiene para combatir la extensión de la enfermedad.

En los últimos años y gracias a ciertas instituciones sanitarias mundiales se han elaborado ciertos protocolos que están ayudando a que los países puedan reaccionar mucho antes cuando aparecen personas afectadas por la enfermedad. También se han diseñado equipos especializados que pueden ser empleados rápidamente en los hospitales y dispensarios locales y que ayudan a aislar a los casos confirmados.

De todas maneras, queda pendiente la asignatura de una vacuna o un tratamiento efectivo contra el ébola y contra el Marburg, otra enfermedad muy parecida de la misma familia vírica que también hace estragos en África cuando aparece. Para quien esté interesado en este tema del ébola, hay un impresionante libro de investigación que se llama “La Zona Caliente” escrito por Richard Preston y que recomiendo a los lectores (eso sí, hipocondríacos y aprensivos... mejor abstenerse). Relata la génesis de algunos de los brotes de ébola más recientes y el incidente que tuvo como escenario un laboratorio de pruebas con monos que portaban el virus y que estuvo a punto de poner en serio peligro a toda una zona de los Estados Unidos. Quizás algunas partes estén más influenciadas por un espiritu novelesco, pero al mismo tiempo los hechos contados allí en su esencia no son producto de la imaginación, es la realidad de una terrible enfermedad que cuelga como una terrible espada de Damocles sobre la humanidad en general y sobre los pueblos del África Ecuatorial en particular.